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miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA DOPAMINA COMO ACTIVADOR DE ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA



¿Qué razón existe para que una persona quiera autoinducirse un estado esquizofrénico; o mejor, producir una esquizofrenia artificial?



La dopamina es conocida por su acción potencializadora de estados alterados de conciencia. Se concibe, con claridad, en la esquizofrenia y las adicciones, aparentemente dos entidades psicorgánicas distintas. En la esquizofrenia la sobreproducción de dopamina se da naturalmente y se necesita de antagonistas para controlar su producción; en las adicciones su sobreproducción subyace a la presentación de  agonistas artificiales que la desencadenen. El exceso de dopamina hace presente las alucinaciones, los delirios e interrupción de los procesos normales del pensamiento lógico[1].

Verificamos que los síntomas de la esquizofrenia son el pensamiento desordenado, las alucinaciones, los delirios, las respuestas emocionales aplanadas, la pobreza del habla, la falta de iniciativa y persistencia, la incapacidad para experimentar placer y el aislamiento social[2]; manifestaciones que se detectan, con frecuencia, en las personas que se encuentran bajo efectos de los psicoactivos. Los psicoactivos (opiáceos, THC, nicotina, cafeina, etc.) funcionan perfectamente como agonistas a la dopamina, desencadeando los mismo efectos vistos en la esquizofrenia. No obstante, no solamente los psicoactivos funcionan como agonistas de esta sustancia, también lo hacen los reforzadores naturales tales como el agua, el alimento, o un compañero sexual[3], solamente que no en igual proporción, ni despertando dicha sintomatología.

Los neurofisiólogos han descrito la dopamina como una sustancia química perteneciente a la familia de las monoaminas, clasificada en la subclase de las catecolaminas. Se ubica como un derivado de la tirosina, aminoácido que se encuentra con facilidad en la dieta diaria[4]. La dopamina produce potenciales postsinápticos inhibitorios o excitatorios, según sea el control que hagan los receptores postsinápticos en los canales iónicos[5]. La mayoría de los investigadores señalan la dopamina como un neuromodulador más que como neurotransmisor[6].

La dopamina, en niveles normales, cumple funciones básicas que permiten la adaptación y buen funcionamiento del organismo. A la dopamina se le ha encontrado ingerencia en funciones propias del desarrollo adaptativo tales como el movimiento, la atención, el aprendizaje[7], la vigilia y la sensación de placer[8]; está involucrada en la instauración de los condicionamientos operantes: por ejemplo, se ha detectado que cuando se inyecta una droga antagonista de la dopamina tal como el haloperidol, el condicionamiento es más difícil de instaurar, porque éste, más allá de bloquear la respuesta, bloquea las consecuencias reforzadoras de dicha respuesta. En cambio cuando se administra un agonista de la dopamina, el condicionamiento tiende a mejorar; es el caso, cuando se aplica anfetamina, la velocidad de la respuesta tiende a ser más rápida[9]. Así mismo, en reciprocidad, se ha detectado también, que los estímulos reforzadores provocan liberación de dopamina[10]; y a su vez la dopamina fortalece los enlaces sinápticos[11]

Los hallazgos neurofisiológicos señalan estructuras específicas que están relacionadas con la producción y sobreproducción de dopamina, incidiendo en la manifestación de ciertas actividades del organismo. El área tegmental ventral, que se ubica en el cerebro medio o mesencéfalo, tiene incidencia en la conducta agresiva, especialmente en el ataque ofensivo; los receptores localizados en está área tienen incidencia en los efectos reforzantes[12]. El nucleo acumbens, que se localiza en el cerebro anterior basal cerca al séptum, recibe los botones terminales, segregantes de dopamina de las neuronas provenientes del área tegmental ventral[13]. La amígdala que participa en  la conducta de agresión, la atracción sexual y algunas reacciones emocionales[14]; lesiones en la amígdala afectan la instauración de un condicionamiento clásico[15].

Schwartz, Liebowitz y Klein[16] han descubierto que el cerebro produce una sustancia llamada feniletilamina, de estructura y acción muy parecida a la anfetamina, (recordemos que la anfetamina es un agonista de la dopamina). La feniletilamina se produce de forma natural y se le aduce efectos en los cambios de humor cuando la persona está enamorada; aumentaría su producción cuando se está enamorado y disminuye cuando cesa el encantamiento. Esta sustancia está presente en el chocolate en grandes cantidades. Estudios comprueban el exceso de feniletilamina en la orina del los esquizofrénico, señalando la posibilidad de que ésta no sea degrada adecuadamente por la enzima encargada de hacerlo, la MAO tipo B[17].

La cafeína estimula el sistema nervioso central, eleva la tensión arterial, el ritmo cardíaco y la cantidad de ácidos segregados por el estómago, a la vez que aclara y acelera los procesos mentales (sic)[18].

La nicotina estimula el sistema nervioso central y aumenta la actividad eléctrica del cerebro, reduce la temperatura cutánea, eleva la tensión arterial y el ritmo cardiaco[19].

Las endorfinas son narcóticos producidos naturalmente por el cerebro, causantes de la euforia y la disminución del dolor; sus efectos son muy parecidos a los producidos por los opiáceos[20].

Entre los estimulantes naturales se encuentran la epinefrina o adrenalina y la noradrenalina o norepinefrina, su función es el mantenimiento de alerta y la sobrecarga energética, la sensación antidepresiva, y la disminución del apetito[21].

Según Bonèche, el loco es antidiplomático por excelencia, no respeta las reglas civilizadoras, no participa del comercio, en contra de todo decoro propio de las relaciones interpersonales[22].

Según Zasz el enfermo mental es una persona que se niega a aceptar el rol social asignado[23].

Según Groddeck la enfermedad es una creación, única obra de arte de la que es  capaz el hombre alienado[24].

Según Sullivan[25] lo que ocasiona la esquizofrenia  son las relaciones interpersonales; sin importar la bioquímica, lo que crea la diferencia entre sanos y esquizofrénicos son las relaciones humanas.

De acuerdo a Laing, el esquizofrénico tiene la particularidad de poder concebir ideas propias, que lo hacen raro ante la mayoría que asume ideas grupales como forma de defensa ante la posibilidad de ser tachado como anormal[26].
 


[1] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 65-66.
[2] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 472.
[3] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 397.
[4] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 65-66.
[5] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 65-66.
[6] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 394-397.
[7] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 65-66.
[8] Toro, R. Aspectos biológicos en Yepes, R. L. Psiquiatría. Medellín: Corporación para las investigaciones biológicas. 1988. Pág. 56.
[9] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 394-397.
[10] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 398.
[11] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 399.
[12] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 322, 495.
[13] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 518.
[14] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 322.
[15] Carlson, N. Fundamentos de psicología fisiológica. Tercera Edición. México: Prentice Hall. 1996. Pág. 398.
[16] Confírmese, Coleman, V. Adictos y adicciones.  Barcelona:  Grijalbo.  1986/1988. Pág. 112.
[17] González, A. Esquizofrenia en Yepes, R. L. Psiquiatría. Medellín: Corporación para las investigaciones biológicas. 1988. Pág. 277.
[18] Coleman, V. Adictos y adicciones.  Barcelona:  Grijalbo.  1986/1988. Pág. 113.
[19] Coleman, V. Adictos y adicciones.  Barcelona:  Grijalbo.  1986/1988. Pág. 94.
[20] Weil, A. y Rosen, W. Del café a la morfina. Barcelona: RBL libros. 1983/1993. Pág. 42.
[21] Cinfirmese, Weil, A. y Rosen, W. Del café a la morfina. Barcelona: RBL libros. 1983/1993. Cap. 6.
[22] Citado por Jaccard, R. El exilio interior. Barcelona: Materiales. 1975/1978. Pág. 124.
[23] Citado por Jaccard, R. El exilio interior. Barcelona: Materiales. 1975/1978. Pág. 129.
[24] Citado por Jaccard, R. El exilio interior. Barcelona: Materiales. 1975/1978. Pág. 22.
[25] Harry Stack Sullivan citado por Laing, R., en Esquizofrenia y presión social. Barcelona: Tusquets. 1972. Pág. 19.
[26] Revísese su estudio de la familia y los contextos sociales en Laing, R., en Esquizofrenia y presión social. Barcelona: Tusquets. 1972. Págs. 31-46.

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