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lunes, 21 de febrero de 2011

JUSTICIA FAMILIAR

JUSTICIA FAMILIAR CONTEMPORÁNEA

Jairo Báez

 
Psicólogo.

 
Especializado en Instituciones Jurídico Familiares


 
Justicia: virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece. Qué le pertenece al padre, qué le corresponde a la madre y qué le queda al hijo. ¿Y cuándo existen más miembros, qué suponemos les debe corresponder?

 
La familia contemporánea no ha sido bien librada cuando de brindar justicia se trata. En los diferentes discursos, son muchas las víctimas y pocos los victimarios al seno de tan sagrada institución. La mujer siente que sus derechos se desconocen en la familia pasada y actual; el anciano ha sido relegado al ostracismo familiar; los niños no son tenidos en cuenta en su constitución e invalidez, necesarias para su fortalecimiento adulto. Sólo queda entonces como victimizador el hombre.

 
No obstante se podría pensar que la relación es de 10 a 1, en cuestión de formas patógenas y falsas de evadir la realidad; realidad que para bien o para mal tiene mucho significado y vivencia en la familia. Las cárceles y los hospitales están llenos de hombres, Los hombres consumen más psicoactivos que las mujeres. Esto de alguna manera nos pone sobre la pista que el hombre no manifiesta, no se queja, pero sufre.

 
Entonces, si todos los miembros de la familia sufren, porque se sigue tras la insistencia de mantener el estatus quo de la familia nuclear/conyugal. Por qué no pensamos una familia diferente, donde padre, madre e hijos pasen a otra dimensión; donde las categorías no se monten sobre el sufrimiento del otro. Otros ya lo han intentado (comunas en el primer mundo, los kibbutsz, algunas comunidades primitivas).

 
Pensemos en la posibilidad de familias matriarcales, en donde las madres convivan con sus hijos y con sus hermanos. Pensemos en familias consanguíneas más que en familias por afinidad, donde las parejas compartan sus afectos y no su techo. Donde se parta de las posibilidades de compartir lo viable y no lo imposible. Donde la maternidad no sea un accidente sino un objetivo propuesto. Donde no exista un solo padre y una sola madre sino varios. Donde no se escuden los adultos en los niños para evadir su estadía en el hogar. Donde el Estado propenda por el sustento económico de quienes educan a los niños. Donde no se comparta maritalmente únicamente por la esperanza de heredar.

 
Si deseamos justicia familiar, si deseamos bienestar familiar debemos asumir el compartir lo que podemos y no lo que debemos. Esto quiere decir, no podemos pedir fidelidad si en el ser está inscrita la infidelidad; no podemos pedir paternidad si en el hombre está inscrita la irresponsabilidad; no podemos pedir sumisión si en el ser está inscrita la igualdad.

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