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lunes, 31 de octubre de 2011

UNO DE CADA CINCO

INVITACIÓN PARA LA PARTICIPACIÓN EN LA DIFUSIÓN Y
ACTIVIDADES DE LA CAMPAÑA “UNO DE CADA CINCO”

Estimados Colegas:

Tengo el placer de comunicaros que desde la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil, con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, hemos iniciado las labores de coordinación en España de la Campaña del Consejo de Europa para la prevención de la violencia sexual contra los niños y las niñas “Uno de Cada Cinco”. Esta Campaña se enmarca dentro de las actividades del Programa “Construir una Europa para y con los Niños”, dinamizada por el Consejo.

La Campaña fue iniciada por el Consejo de Europa el 29 de noviembre de 2010 en Roma (Italia), siendo sus principales objetivos:

1.       Promover la firma, ratificación y aplicación del Convenio del Consejo de Europa para la Protección de los Niños contra la Explotación y el Abuso Sexual (Convenio de Lanzarote).

2.       Proporcionar a los niños, sus familias y cuidadores y a la sociedad en su conjunto conocimientos y herramientas para prevenir la violencia sexual contra los niños, niñas y adolescentes y, de este modo, crear conciencia acerca de todo lo que constituye violencia sexual contra las personas menores de edad.

Además de orientar la Campaña a los padres, cuidadores y niños, niñas y adolescentes, queremos hacer partícipes de la misma a las Administraciones estatales, autonómicas y locales y, en consonancia con la línea de trabajo propuesta por el Consejo de Europa, uno de nuestros objetivos es conseguir que todos los sectores, ámbitos y agentes directa e indirectamente relacionados con la atención a niños, niñas y adolescentes se involucren en la prevención del abuso sexual contra personas menores de edad.

La Campaña se basa en un conjunto de materiales de sensibilización dirigidos a los padres, madres, familias y cuidadores, con el objetivo de permitirles hablar con los niños de una manera positiva y en un lenguaje fácilmente comprensible para ellos sobre su derecho a definir sus límites personales, su derecho a negarse a que les toquen si no les gusta, y a explicarles que pueden hablar con confianza sobre este tema a las personas que les cuidan.

“La Regla de Kiko” es una guía sencilla para ayudar a los padres, madres y educadores a explicar a los niños y niñas dónde otras personas no pueden tratar de tocarles, cómo reaccionar y a quién dirigirse para pedir ayuda. La Campaña dispone de un cuento, “Kiko y la mano”, dirigido a los más pequeños, a través del cual se puede explicar “La Regla de Kiko”, al tiempo que puede dar pié a conversar con los niños y niñas sobre distintos aspectos recogidos en la Guía para Padres y Educadores que complementa estos materiales o desarrollar algunas de las actividades propuestas en la Guía Didáctica. El formato de la Campaña permite el uso de los materiales en diversos contextos en los que participen niños y niñas-

Tal y como comentábamos, uno de nuestros objetivos es involucrar a todos los agentes sociales y a la ciudadanía en una acción integral a nivel estatal contra el abuso sexual infantil y adolescente.

En esta línea, invitamos a todas las Organizaciones que trabajan directa o indirectamente con niños, niñas y adolescentes y, de forma más concreta, a las Entidades especializadas en la prevención del Abuso Sexual Infantil y en el apoyo e intervención con las víctimas y sus familias, a participar en la Red para la Prevención del Abuso Sexual Infantil y Adolescente. A través de esta Red pretendemos en un primer momento la difusión de la Campaña y sus materiales mediante diversas actividades, como pueden ser el diseño de acciones formativas y de sensibilización dirigidas a todas las personas que están en el ámbito de actuación de las Asociaciones u Organizaciones o que trabajan en ellas, dirigidas a los beneficiarios de sus actuaciones o la formación de Mediadores que puedan diseminar esta formación y capacitación a otros contextos y perfiles. Más adelante, la Red puede permitirnos crear sinergias orientadas a un objetivo común.

La primera actividad de la Campaña es el I Seminario de Formación de Mediadores en Prevención del Abuso Sexual Infantil, programado para el próximo lunes 7 de noviembre e impartido por Pepa Horno, quien también ha colaborado con nosotros mediante la realización de la Guía Didáctica que acompaña a los materiales de sensibilización. El objetivo de este primer Seminario es formar a profesionales, particulares, padres, madres, cuidadores, educadores y personas vinculadas a las Organizaciones de Infancia en estrategias preventivas del Abuso Sexual Infantil en torno a “La Regla de Kiko”, de manera que puedan replicar esta formación en otros contextos. Os adjuntamos el Programa y la Ficha de Inscripción. La asistencia es abierta hasta completar el aforo. Podéis encontrar más información respecto a la Campaña en http://www.fapmi.es/contenido1.asp?sec=51&pp=1

Junto a la posibilidad de que podáis participar en el Seminario, aprovechamos la ocasión para solicitaros que, en la medida en que os resulte viable, nos ayudéis a difundir la Campaña, materiales y actividades entre vuestras redes y contactos, con la intención de conseguir llegar a un mayor número de personas y empezar a consolidar un contexto de prevención lo más amplio posible.

Gracias por la atención prestada. Quedamos a vuestra disposición para lo que estiméis oportuno.

Un abrazo y hasta pronto.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

TRATAMIENTO DE NIÑOS ABUSADOS SEXUALMENTE


Se debe buscar, con la mayor presteza, información que corrobore lo sucedido, por tanto un diagnóstico médico-clínico es fundamental[1].  Buscar la ayuda de un odontólogo forense para que haga un examen diagnóstico en la consecución de pruebas que corroboren el delito[2].  Los síntomas de trauma físico no son muy comunes, pero se debe estar alerta ante la dificultad al caminar o al sentarse; dolores, hinchazones, comezones, contusiones o sangrados en las áreas genitales; manchas de sangre o flujo en la ropa interior; evidencia de enfermedades de transmisión sexual; presencia de cuerpos extraños en la vagina o en el recto[3].

Conocido el abuso se debe impedir inmediatamente su continuidad; de lo contrario el niño perderá la confianza en el depositario de su confesión.  Muchas veces es favorable separarlo del lado de la familia, con la que convive normalmente, por un tiempo, no importa que el abusador ya no se encuentre en el hogar.  No es conveniente su reclusión en un lugar donde hayan otros niños abusados sexualmente; la tendencia a la repetición, de los eventos que propiciaron algún placer, se alza como un obstáculo para crear programas de tratamiento y asistencia conjunta.  Se le debe dar suficiente confianza y se le debe informar sobre la disposición de ayuda que encontrará en los profesionales; no se le debe dar mensajes que el niño pueda interpretar como juzgamiento e inculpación; ser sinceros con el menor respecto de lo que puede suceder; incitarlo a relatar el supuesto secreto, protegerlo de nuevos abusos[4].

Indicadores emocionales que permiten confiar más en la veracidad de lo que dice el menor abusado sexualmente son: desordenes en su alimentación, miedo a dormir solo, padecer pesadillas, manifestar ansiedad de desapego, presentar enuresis, encopresis, presentar regresiones del lenguaje, mantener conversaciones y actividades clandestinas sobre sexo, masturbación, realizar posturas sexuales agresivas, mostrar hiperactividad, comprobársele cambios de conducta en la escuela, pataletas, depresión, hipocondría, agresividad, baja autoestima, problemas de memoria, aislamiento, intento de suicidio, automutilaciones, abuso de drogas psicoactivas, fobias[5].

Se recomienda entrar en interrelación con otras personas que estén en contacto con la familia o de la familia; se debe sopesar la madurez de los padres para hacerles saber el hecho de que su hijo ha sido abusado.  Hacer entrevistas con el padre no abusador; no alarmar más de lo necesario; programar entrevista con el posible abusador; separar al abusador del abusado y la familia[6].  Hay que involucrar a toda la familia del abusado en la terapia; entrenar al niño y a la familia en comportamientos de protección y autoprotección; restaurar la estima.  A los niños abusados, en su edad de adolescentes se les debe enfatizar la educación sexual y el conocimiento de formas de planificación familiar[7].

Según Thompson, “los niños están listos para dejar la terapia cuando pueden contar la historia del abuso y, correctamente, echarle la culpa al que abusó de ellos, cuando pueden protegerse a sí mismos, cuando sus síntomas de terror (como pesadillas y desordenes alimenticios) han desaparecido o están desapareciendo rápidamente, y cuando están progresando en su desarrollo en general”[8].


[1] Hayez J. Op. Cit. Págs. 3-11.
[2] Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Op. Cit.
[3] Save the Children. Op. Cit. Pág. 16
[4] Hayez J. Op. Cit. Págs. 3-11.
[5] Save the Children. Op. Cit. Pág. 17-18.
[6] Hayez J. Op. Cit. Págs. 3-11.
[7] Pediatrics. Op. Cit.
[8] TELPORT. Op. Cit.

domingo, 4 de septiembre de 2011

LA FAMILIA DEL ABUSADO SEXUAL


No todas las familias se comportan de igual manera ante la información de que uno de sus miembros ha sido, o está siendo abusado sexualmente.  El abuso sexual es más frecuente en las familias de clases socioeconómicas más necesitadas[1].  Algunos autores se oponen a dar como cierto el hecho que el  abuso sexual se de con más frecuencia en las clases bajas[2]; no obstante, no muestran información significativa y relevante que apoye su punto de vista.

Por lo general en el seno de la familia de un abusado sexual existe una mala relación de pareja entre los padres, donde la madre se niega a tener relaciones sexuales con el padre; falta supervisión a los hijos, se deja el cuidado de los hijos a personas poco responsables; es evidente el hacinamiento, siendo frecuente el compartir una habitación, e incluso cama, entre padres e hijos[3].  

El padre del abusado: el padre de un menor, no abusador, puede mostrarse incrédulo; busca confrontar al hijo sobre la información que se le está dando sobre un hecho de esta naturaleza; también, puede mostrarse hostil con él[4].  Actitud motivada en la falta de madurez psicológica y emocional, suficiente para afrontar una situación de este tipo.

Algunos padres, abusadores de sus hijos, niegan los hechos por algún tiempo prolongado, amenazando la recuperación del menor a toda costa[5].   La edad del niño, preferida por el padre para comenzar su conducta incestuosa está comprendida entre los seis y once años[6].

La madre del abusado: en nuestra experiencia de tratamiento a menores abusados sexualmente, la madre, por lo general, también ha sido abusada sexualmente en algún momento de su vida, casi siempre en su edad infantil o adolescente.  Este abuso no fue tratado, en la mayoría de los casos.

Se ha constatado que la madre del abusado tiende a la pasividad, la dependencia psicoafectiva y económica; no crea límites claros, favoreciendo la inversión de roles entre ella y sus hijos; sutilmente promueve el abuso de sus hijas para evitar las exigencias sexuales de su pareja, tiene un concepto negativo de sí misma; es temerosa a que personas externas a su familia se enteren de lo que está sucediendo al interior de su hogar[7].

En nuestra experiencia, en el tratamiento de estos casos, también, se constata que cuando la madre se entera de que su hijo fue abusado se muestra afectada emocionalmente, manifestando diferentes reacciones.  Al principio llora y se enfurece contra el agresor; pero, se siente impotente para tomar una determinación reivindicatoria.  Pasado este primer momento  le surge la duda sobre la veracidad de lo sucedido o, ante la evidencia, asume una actitud de recriminación hacia la víctima, a quien le endilga complicidad en el hecho.  Tiempo después pierde el interés por el tratamiento profesional que se le da al hijo y asume una actitud de interferencia a la realización del mismo.  Obstruye el cumplimiento de las citas o cede la responsabilidad a otros familiares.

Cuando el agresor es conocido o cercano a la familia, podríamos señalar que, lo anterior, es la manera como la madre busca solucionar un conflicto de intereses psicoafectivos, difícilmente compatibles.  Por un lado, los afectos que tiene por el agresor y por otro, los afectos por la víctima que, a decir verdad, la mayor de las veces son menos fuertes.  Caso frecuente cuando el abusador es el padrastro o un familiar de la madre.

Al analizar la relación de la madre con el hijo, se puede percibir que ésta se ha caracterizado por su distanciamiento y desapego en lo afectivo y comportamental. El hijo quedaba mucho tiempo solo, o en compañía del abusador, mientras la madre se ocupaba de otras actividades, generalmente de índole laboral. Se aprecia un alto grado de agresividad, maltrato de la madre hacia el hijo; lo agrede física y verbalmente, creándole miedo y temor hacia ella.


[1] Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales en Niños de la Calle. Articulo. Unicef. Seminario enero 1990; Pediatrics. El abuso sexual en la infancia es factor de riesgo para la existencia de embarazos en la adolescencia. 1998. Artículo.
[2] Arias, L. M. (1991). Op. Cit. Pág. 54.; Save the Children. Manual para la detección de casos de  maltrato a la niñez. Éxito Editores: Santafé de Bogotá. 1994. Pág. 15.
[3] Trujillo, V. E. et al. Op. Cit. Pág. 22-23.
[4] Hayez J. Op. Cit. Pág. 9-10.
[5] Ib idem. Pág. 10.
[6] Pediatrics. Op. Cit.
[7] Trujillo, V. E. et al. Op. Cit. Pág. 18-19.

jueves, 1 de septiembre de 2011

CÓMO PREVENIR EL ABUSO SEXUAL



La comunicación familiar es primordial. Muchos de los casos reportados señalan que la comunicación entre padres e hijos era obstruida por diferentes motivos, siendo aprovechada por el abusador para cometer el ilícito.

Conocer la sexualidad protege. A cualquier edad, es fundamental tener conocimientos plenos sobre el sexo y la sexualidad, de esta manera los engaños y timos utilizados por el abusador pierden efectos.

Conocer las normatividad evita el conflicto. Varios de los señalados como abusadores sexuales manifiestan su desconcierto al saber que sus actos no estaban permitidos por la ley.

Los psicoactivos y el sexo son explosivos. Es común encontrar que gran número de abusos sexuales se da en un ambiente donde no se controló el consumo de alcohol o se hizo uso de sustancias psicotrópicas, como la marihuana y otras drogas ilícitas.

Es mejor siempre la compañía que la soledad. Los casos de abuso sexual se caracterizan por su realización en lugares solitarios o reservados. El mantenerse en confiables compañías, evitando lugares de poca frecuencia, ayuda a evitarlos.

Hay que ser desconfiados pero se debe confiar en alguien. El hecho que gran porcentaje de abusadores sean familiares y conocidos de la víctima hace que seamos precavidos al escoger las personas y las condiciones con las cuales nos relacionamos; no obstante, es la familia y los que están cerca los que nos pueden brindar la protección necesaria.

miércoles, 31 de agosto de 2011

¿ Qué hacer ante un caso de abuso sexual?

La víctima necesita saber que no fueron las acciones de ella, sino el plan del abusador, lo que llevó al abuso sexual. Necesita oír que él es el culpable y que ella no es un accesorio del ilícito sino la víctima. Necesita entender que las reacciones de ella durante el asalto, aunque haya escogido no resistirse, gritar o alguna otra táctica, era lo que ella debía hacer para sobrevivir. Solamente sus instintos podrían decirle a ella que tan violento era el abusador en ese momento, y ella está en lo correcto al confiar en sus instintos.

Legalmente debe guiarse al abusado, y su familia, a hacer la denuncia lo más pronto que se pueda, después de cometido el ilícito; evitando al máximo destruir cualquier evidencia por medio de la ducha, baño del cuerpo o partes afectadas, cambio de ropas, o aplicación de medicamentos. Se debe insistir, al afectado y su familia, la necesidad de denunciar un caso de abuso sexual; se les debe recordar que con la denuncia no solamente se está protegiendo a la víctima sino a futuras personas que pueden ser objeto de abuso por parte del infractor no denunciado.

En Colombia se puede acudir, en primer lugar, a la Fiscalía, Centros Zonales de Bienestar Familiar, Comisarías de Familia e Inspecciones de Policía. También la asociación PAVAS, a través de su grupo de apoyo interdisciplinario (psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos reeducativos, abogados y médicos) está en condiciones de prestar la asesoría y servir de guía inmediata, a la víctima, al abusador, las familias y la comunidad, para empezar a dar solución a un caso de abuso sexual.

Tu cuerpo es un templo y nadie podrá acceder a él
sin tu permiso.